martes, 17 de noviembre de 2020

EL SEÑOR DE LAS BESTIAS II

 En una cueva de Málaga se encuentra lo que parece ser una recua de focas que descienden por una columna de estalactitas. Según el método de carbono 14 estos dibujos datan de entre los 43 500 y 42 300 años.


No los pudo crear el homo sapiens porque todavía no había llegado a Europa, sino los neandertales. 

En 2016 se descubrió una cueva de neandertales aún más antigua cerca del valle del Aveyron, en Francia, que contenía un "altar" construido con estalagmitas rotas dispuestas en el suelo para que formaran dos anillos concéntricos, una especie de Stonehenge paleolítico. Las pruebas iniciales de carbono 14 de los anillos indican que la estructura se construyó hace más de 176 000 años, al final del Paleolítico Inferior.


Anillos de piedra formando un altar hechos por neandertales en la cueva de Bruniquel, en el Aveyron (Francia; 176 500 a. C).

Hoy en día muchos expertos creen que deberíamos buscar las primeras muestras de expresión religiosa de la prehistoria más allá incluso de nuestros primos neandertales.

Unos arqueólogos descubrieron en los Altos de Golán una piedra de unos cuatro centímetros que había sido tallada a modo de ídolo con la forma característica de una mujer de pechos grandes, posiblemente embarazada. 


Se calcula que el ídolo, llamado Venus de Berekhat Ram, tiene al menos 300 000 años; eso es antes incluso de que nuestra especie existiera. Y aunque los enterramientos rituales más antiguos que contienen Homo sapiens datarían de hace unos 100 000 años, se han excavado yacimientos anteriores que presentan signos inconfundibles de comportamiento sacramental, incluido uno de Homo erectus en China que puede remontarse a 500 000 años.

Los primeros humanos tenían determinadas ideas sobre la naturaleza del universo y el lugar que ocupaban en él mucho antes de que comenzaran a grabarlas en las paredes de las cuevas. 

Adán y Eva heredaron su sistema de creencias del mismo modo en que heredaron los dotes para la caza o las habilidades cognitivas y lingüísticas: gradualmente y a lo largo de cientos de miles de años de evolución intelectual y espiritual. 


Cuando entras en las cuevas del Volp, lo que experimentan allí, en las profundidades de la tierra, es tanto el fruto de miles de años de pensamiento religioso como la semilla de los miles de años que están por venir. Todo lo que saben se basa en el conocimiento previo. Todo lo que crean es el resultado de creaciones anteriores.

Para buscar el origen del impulso religioso hasta su génesis, debemos ir más allá del descubrimiento de pruebas materiales. Debemos examinar profundamente nuestro pasado evolutivo para remontarnos al instante mismo en que nos volvimos humanos.

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